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dimarts, 3 d’agost del 2010

Tortura

Tortura de Lady Eevee

Para AGUSELIZ, la peque del foro Retos Ilustrados, una chica muy simpática y que parece molar mogollón. ¡Disfrútalo tanto como yo el haberlo escrito para ti!

*Se abre el telón y que empiece la función*

Walter abre los ojos poco a poco. Su visión es borrosa. No sabe dónde está. Los rayos del sol le tuestan la cara y las manos. En pleno desierto el calor es insoportable… ¡Los rayos del sol! Se da cuenta rápidamente de que ha abandonado las cavernas. ¿Cómo, cuándo y por qué?

Se incorpora, pero algo no le permite emplear sus manos con total libertad. Fija su vista en sus muñecas: Lleva unas esposas. Sus pies también están atados también. No sabe qué le sucede, pero empieza a ponerse nervioso.

Una sombra se acerca lentamente. Solo es una visión borrosa. Walter se pone nervioso. Distingue la figura: Es una chica bajita; la buscadora de Wanda. Walter no entiende nada. Ella esboza una sonrisa ante la mirada confundida del humano.

—No ha sido muy difícil secuestrarte. Simplemente he tenido que descubrir la entrada desde el techo de la sala del doctor y salir luego por una entrada olvidada. Os he estado espiando.

Walter la contempla. Su sonrisa se ensancha.

—¿Qué quieres? —murmura él.

La buscadora simplemente le arrastra cual perro vagabundo hacia lo que parece una pequeño laboratorio de campo, improvisado allí mismo. Walter apenas puede ver algo hasta que ella lo sube a la camilla. Es fortachona pese su estatura.

Una vez que Walter ha sido colocado en una posición cómoda para la buscadora, ésta empieza a mirar los instrumentos que tiene al lado. Walter se horroriza. Hay toda clase de herramientas para cortar. Desde bisturís hasta sierras. También tiene miles de clavos y un martillo gigantesco.

Walter sabe qué le sucederá, pero no comprende qué busca de él.

—Quiero hacer pagar a Wanderer todo aquello por lo que he tenido que pasar. Mis superiores han estado a punto de enviarme a otro mundo pensando que había fracasado —responde la buscadora ante la muda pregunta de Walter—. La mejor forma es torturando a aquellos por los que ella siente afecto. Tú serás el primero en perecer; el más frágil.

La buscadora coge el bisturí y empieza a dibujar letras de otro mundo en el pecho del anciano. Walter grita de puro dolor. Ella sonríe. En pleno desierto y a kilómetros de sus compañeros nadie oirá su suplicio. Cuando termina, coge un clavo y empieza a insertarlo en las flácidas carnes de Walter.

Él sigue gritando de dolor. Ella mantiene su sonrisa.

En el siguiente paso, sus frágiles huesos son definitivamente rotos por la brutal fuerza ejercida con el mismo martillo usado para clavarle los clavos. Los chillidos son a pleno pulmón. La buscadora frunce el ceño. ¿Cómo puede un hombre de tan avanzada edad gritar así? Le sorprende lo que el dolor es capaz de hacer.

La sangre corre por los orificios en donde hay clavos. La camilla está ya empapada del líquido rojo. Qué más da. Su próxima víctima tampoco escapará. Es mejor dejarla sucia y que ellos mismos lleguen a deducir qué les sucederá.

La buscadora no cede su tortura en dos horas, hasta arrancarle el último suspiro al anciano. Cuando se percata de que el viejo ya no respira, se detiene. Mira hacia el sol que se está poniendo. Hoy irá a por su segunda víctima.

Coge el cuerpo inerte de Walter y lo entierra en una fosa cavada previamente. Se ha acabado. Uno menos.

Wanderer lo lamentará.

La buscadora lo sabe.

*Cae el telón*

1 comentari:

  1. Oh. Eme. Gé.
    Sé que molo un mogollón y eso, pero esto, ESTO, mola mucho más. Ha estado hermoso, aunque el adjetivo no quede con el relato. Ha sido tan perfecto que por un momento creí estar leyendo alguna parte del libro o así.
    Mil gracias, chica. Tú molas mucho más.

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